“La felicidad es el significado y el propósito de la vida” Aristóteles
Y la educación de los hijos es algo que preocupa a todos los padres. No me refiero apenas a que digan “buenos días” o “gracias”, sino la educación como preparación para la vida.
Y aquí empiezan los problemas y las dudas en nuestras cabezas. Colegio público o privado? Música o inglés?
En realidad, estamos educando a nuestros hijos pensando en su futuro profesional y muchas veces incitando la competitividad, al pretender que estén entre los mejores de clase o haciendo determinados comentarios sobre compañeros con algunas dificultades.
Incluso hay listas con los colegios mejor calificados a nivel de conocimientos de los alumnos (que se verifica por sus calificaciones).
Llenamos los días de nuestros hijos de contenidos curriculares, enseñándoles la importancia del trabajo constante (estudio) para la obtención de resultados positivos (si posible, un resultado mejor que el de los compañeros de clase), con un cierto sentimiento de superioridad. Somos una fábrica de estrés que transforma niños en pequeños adultos, a los que robamos la infancia (curiosamente, después nos quejamos de la hiperactividad y déficit de atención).
Pero si paramos un segundo a pensar, qué es lo que realmente deseamos para nuestros hijos?
Por supuesto que no todos tenemos que opinar igual. Para algunos padres, el hecho de que sus hijos tengan una educación basada en conocimientos tradicionales, puede ser un camino ya que conseguirán hacer el curso que deseen, en la facultad que elijan y estarán preparados para una profesión de topo, bien renumerados. Otros padres prefieren apostar por una educación más deportiva, buscando la misma estabilidad financiera para sus pequeños.
Como madre, lo tengo claro. Lo que más deseo es que, independientemente de lo que pueda surgir, mi hija sea feliz. Claro que me gustaría que no pasara dificultades, que le fuera bien en la escuela, que consiguiera un trabajo que le encantara y bien renumerado, pero para qué sirve todo eso si en algún momento de su vida pierde su capacidad de sonreír y ser feliz?
El camino para la felicidad no es igual para todos y no se puede comprar. Hay que aprender a hacer ese camino a diario. Para ello, cada vez más padres apuestan por una educación integral, que permita a los niños un aprendizaje basado en la inteligencia emocional y el autoconocimiento, en conjunto con las asignaturas curriculares (aunque aquí también se puede hablar sobre edades en las que deben empezar este camino). Es por ello que muchas escuelas están introduciendo técnicas como el yoga, la meditación o el mindfulness.
No queriendo entrar en el tema Salud física, numerosos estudios científicos han comprobado cómo estas técnicas ayudan a atenuar el dolor físico y psicológico, favoreciendo el bienestar y el control emocional, la memorización y el aprendizaje. Con tantas ventajas, no es de admirar que consigan buenos resultados a nivel comportamental, social e incluso académico.
Estaría muy bien que el camino para la felicidad pudiera pasar con apuntar a nuestros hijos a unas sesiones de yoga. Pero en una educación holística, no vale con unas pocas horas al día si después no se da continuidad y ejemplo. Hay toda una enseñanza de base, que empieza por un desayuno correcto, respiración consciente, descanso adecuado y ejercicio físico adaptado a cada edad (jugar es un ejercicio físico perfecto para los más peques de la familia, así que por qué no aprovechar el buen tiempo que se acerca para salir al parque o ir al campo y permitirles que se suban a los árboles).
Por la importancia del juego en el desarrollo infantil, hace algunos años empezaron a surgir colegios holísticos, donde los padres buscan un estilo de vida saludable y sereno sin excesivas preocupaciones por metas curriculares (que las preocupaciones no sea excesivas, no significa que no se preocupen, apenas que no está por encima de las demás capacidades a trabajar). En estos colegios (privados), es habitual que los niños tengan bastante tiempo para jugar. Incluso suelen tener granjas para una educación en la naturaleza.
Hace unos años, me llegó información de un colegio que me pareció increíble pues no había un espacio físico cerrado destinado al aprendizaje, sino que los niños (hasta los 5 años, creo recordar) pasaban el día en el campo, cerca de Madrid. Me los imagino subiéndose a los árboles y saltando en los charcos… Curioso, me los imagino haciendo lo que yo misma hacía cuando era pequeña. Pero esto, ya es otro tema (Ejercicio físico en la infancia – jugando como niñ@s).
Los niños de hoy, cada vez más, necesitan ser educados para tener paz interior y gestionar sus emociones, acercándolos más a la vida social y menos a las redes sociales.
En la actualidad todos vivimos bajo constantes estímulos y estrés. Los niños no son una excepción. Además de cumplir con sus obligaciones académicas, muchos tienen una agenda llena de actividades, terminando su día “laboral” agotados y sin tiempo para jugar y relajarse. En los pocos tiempos libres que puedan tener, la utilización de la tecnología los mantiene alejados de la vida real.
En la infancia tenemos la energía y la creatividad suficiente para poder serlo todo. Incluso para poder ser felices. Como dijo Immanuel Kant, “La felicidad no brota de la razón sino de la imaginación”. No perdamos, a ese niño que llevamos dentro y no forcemos a nuestros hijos a perder el suyo.
Para terminar, quiero hacer un pedido: Permitamos a nuestros niños crecer como niños, para que un día puedan crecer como adultos equilibrados.
Hasta pronto,
Idália Viviana
Algunos estudios científicos sobre el tema:
The Efficacy of Body-Oriented Yoga in Mental Disorders <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27118717>
Yoga for Asthma <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27115477>
Mindfulness-based stress reduction as a novel treatment for interstitial/bladder pain syndrome: a randomized controlled trial <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27116196>
Breath-based meditation: A mechanism to restore the physiological and cognitive reserves for optimal human performance <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27099859>
[…] el último post, Felicidad de nuestros niños, prometí hablar con un poco más de detalle del ejercicio físico en la infancia. Y como las […]